jueves, 21 de mayo de 2015

La muerte de nuestro hijo canino

Bruno, el amor que se me fue pero que nunca olvido
La muerte de nuestra mascota es un proceso difícil de enfrentar y no hay una fórmula mágica que nos haga superarla fácilmente ya que ellas son parte integral de nuestra vida. Dependiendo de nuestra personalidad, es aún más difícil porque todavía no es socialmente aceptable mostrar duelo por nuestras mascotas.
Es importante después de la muerte de nuestra mascota no negar ni tratar de disimular el significado emocional de su ausencia. Tenemos que aceptar el duelo y vivirlo en cada una de sus etapas.
En el caso de los niños, es recomendable hablar con ellos y explicarles de una manera simple lo que sucedió, siempre con la verdad.
En el caso de los animales es importante considerar que ellos también han perdido un compañero, ellos también viven su duelo y necesitan de nosotros para superarlo. Debemos dedicarles cariño y tiempo.
Posiblemente dejarán de comer, actuarán agresivamente o con miedo. Todas estas son reacciones naturales ante su dolor.
Una de las preguntas más comunes cuando perdemos una mascota es, cuál es el momento indicado para traer otra mascota a la casa, sin embargo dependerá mucho de la personalidad de cada uno. Muchas personas se niegan a la posibilidad del “remplazo” otras necesitan la compañía de una mascota para poder superarlo.
Muerte digna: Todo perro viejo merece una muerte digna. Muchos perros mueren de forma natural, pero muchos otros llegan a estados deplorables que necesitan de nuestra ayuda para descansar. Muchas veces por no querer separarnos de ellos actuamos egoístamente manteniéndolos en estos estados, sin poder caminar, con dolores e incapacidades que no les permite valerse por ellos mismos, pero precisamente por el amor que les tenemos, debemos evitar que sufran y ayudarlos a tener una muerte digna. Es importante aclarar que la eutanasia es indolora.
Etapas del duelo:
  1. Negación:
  2. Enojo:
  3. Negociación:
  4. Depresión:
  5. Aceptación:
Cuando perdemos una mascota se sufren como lo que verdaderamente fueron, un miembro más de la familia.

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